lunes, 23 de marzo de 2020

El Barco

         En mi tierra las gentes son sencillas y humildes, personas honradas que viven de su propio trabajo y que sin duda, esperan cualquier noticia del exterior, para sentirse especiales e importantes. Pues ellos son más importantes de lo que ellos se llegan a creer.
         En mi tierra nacen flores de todos los colores, de todos los tamaños y sobre todo de todos los aromas, nacen flores que sólo en los sueños de los enamorados existen, allí están las flores que cualquiera desearía regalar a una princesa, a una bella dama, a una madre o a alguien especial para ser recordado para siempre.
         Pero en mi tierra sólo llegan barcos y más barcos que reparten esas flores, y a cambio dejan unas monedas brillantes, que hacen que todos se vuelvan locos, hacen que se peleen los unos con los otros, que hacen que los hermanos se dejen de hablar, que consiguen que los amigos se dejen de tratar, y sobre todo que hacen que todos… lleguen a discutir.
         En mi tierra, todos tienen esas monedas, también tienen miles de flores, pero ninguno de ellos puede llegar a ser feliz…
         Un día hace mucho tiempo llamó a la puerta de mi casa un hombre, con muy poca ropa limpia y con muy pocas monedas en el bolsillo, pero tenía algo que para mí resulto muy extraño, una sonrisa en la boca. Ese hombre, había llegado con el último barco, que se llevaría las flores más selectas de la parte norte, las de olor intenso, aroma eterno y brillo de luna.
         Ese hombre me pidió un sitio donde dormir, un lugar donde descansar, y un lugar donde poder mirar al cielo… un cielo que como para todos era siempre lo mismo, bombillas encendidas, que acompañaban a una luna que a veces era grande y otra era pequeña.
         Acepté, y quede con él en que ya veríamos al día siguiente la forma de pago, lo primero que le ofrecí fue una ducha y un poco de ropa limpia, para que después pudiéramos comer los dos solos en la terraza, compartiendo un vino, con néctar de abejas caliente.
         Sin dudarlo, ni un solo segundo cumplió con mis peticiones y una vez que estuvimos sentados en la mesa, levantó su copa e hizo un pequeño brindis en mi honor, como si yo fuese un rey o un señor importante. Asentí con mi cabeza, y con la mirada le invite a que comiera y no tuviera reparo en repetir. No faltó ni vino, ni esencias, no faltó las palabras, no falta la complicidad, no faltó la tranquilidad y tampoco faltó los sueños por realizar.
         Pero cuando la luna en lo más alto brillaba, me pidió un solo minuto de tranquilidad, un minuto de mi paciencia y me pidió que le acompañara en un ritual, que el sólo conocía.
         Señalo a la luna, y haciendo tres giros sobre ella cerró los ojos, inspiro aire, y antes de poder soltarlo dijo un nombre, un nombre que sonaba a melodía, que sonaba a felicidad, que sonaba a libertad…
         Expulsó todo el aire, y volvió abrir los ojos, mis ojos incrédulos, querían una explicación, querían saber por qué de esas cosas, y él me miro y me contesto… a eso se le llama AMOR, cuando uno lo siente, no puede vivir sin él. Ya sé que en tu tierra eso no existe y por eso nadie es feliz, pero ahora tú conoces el secreto, y en tu, mano queda compartirlo o guardártelo para siempre.
         Aquel hombre volvió a brindar por mí, y por aquel secreto y se marcho a descansar. No pude dejar de mirar a ese cielo lleno de luces y de colores, que ahora por fin tenían sentido para mí, no podía mirar las cosas de la misma forma pues ya todo era diferente.
         Desde aquel día he intentado explicar lo que es soñar con los ojos abiertos, he intentado explicar que las monedas que recibimos no son importantes, y que sin duda alguna, las flores no tienen sentido, sino se regalan con el corazón.
Muchos me escucharon y otros muchos más, no lo hicieron…pero no me he rendido, y sigo intentándolo.
         Pero amigo mío lo que debes saber es que el cielo ya no significa lo mismo para mi, que las luces, tampoco brillan por que si, y que esa luna cómplices de tantos también lo es mía… porque hoy yo tengo mi ritual, pues el amor me llegó en forma de mujer, de mi amada, amiga y confidente, que hace que cada flor tenga un color y un olor inolvidable…pues ella sin duda es mi… AMOR.
                   Pirata
c/San Diego,1. 47003
983393207

ideoturcyl@ideotur.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario